> Planteamiento inicial del proyecto

Con motivo del Datatón Ciudad de Madrid 2017 organizado por Medialab-Prado y el Ayuntamiento de Madrid, se planteó un análisis sobre cómo los nombres de las calles afectan a la configuración de nuestra ciudad.

Las calles y plazas son los sitios por los que transitamos, donde está nuestra casa, nuestro trabajo, el lugar al que vamos a comer o nuestro centro de salud. Es decir, los sitios en los que se desarrolla nuestra vida. Y sus nombres no son inocuos. Hay calles con nombres de personas, de lugares, de hechos históricos, de oficios, de animales…

Aunque el planteamiento inicial era más amplio, las semanas de trabajo sólo nos han permitido analizar de forma más exhaustiva el aspecto relacionado con el género. Es decir, hemos podido contabilizar cuántas calles están dedicadas a PERSONAS, PERSONAJES o COLECTIVOS y, de éstas, cuántas son de hombres y de mujeres, y cuántas de personajes y colectivos masculinos y femeninos.

> Reflexión colectiva: cómo se nombran nuestras calles

Cuando las instituciones ponen nombre a las calles o plazas de nuestras ciudades hacen mucho más que una acción administrativa de identificación: rinden un homenaje a algo o a alguien. Normalmente, no hacemos demasiado caso a esos nombres y no nos detenemos a observar la importancia que tienen y que definen el carácter de la propia ciudad.

No solemos conocer la propia historia de la calle, cuándo se le dio su nombre y por qué se eligió ese y no otro, si ha cambiado en algún momento, si tiene o no relación con el distrito al que pertenece, si supone un reconocimiento,… Y son datos relevantes que nos pueden ayudar a relacionarnos con la historia de la ciudad y su propia evolución.

Con este proyecto, también hemos querido hacer una reflexión colectiva sobre este proceso del que la mayoría de la ciudadanía no toma partido. De hecho, aunque sabemos que son las juntas de distrito las que hacen la propuesta en determinados momentos (unas veces por necesidad de nombrar calles nuevas y otras por modificar existentes), nos preguntamos en qué grado se piensan y deciden esos nombres en relación al vecindario y a quienes ocupan esos espacios en el día a día. ¿Por qué, por ejemplo, nombres de islas para un barrio específico?

Suponemos que habrá algún registro y una lógica para la toma de estas decisiones que nos afectan a todas, pero no hemos encontrado ninguna información al respecto.